En el sur de Francia, muy cerquita de Marsella, no tanto de la frontera española... se fundó hace unos cuantos años una comunidad de monjes benedictinos. Su amor por Dios es tal que se refleja en los ojos de los monjes que allí viven. Estoy hablando de la Abadía de Santa María Magdalena de Le Barroux.
Qué contar de dicha abadía, tan sólo salen palabras de agradecimiento de mi boca. Un especial recuerdo guardo del padre Odom, celador mío de cuando estuve allí. Trabajé con ellos, viví como un monje más en sus celdas, comí con ellos... una verdadera maravilla. Amantes de la Iglesia y del Papa Benedicto XVI, oblato benedictino, que ha visitado dicha abadía.
Un paraje donde poder retirarse y tener un encuentro con Dios a través de esta vocación monástica donde se pone mucho énfasis en las celebraciones litúrgicas. Ciertamente, una maravilla.
Así, si alguien desea conocerlos aquí os dejo su web, deciros que muy cerquita de ellos se encuentra, digámoslo así, " la versión femenina", la abadía de Nuestra Señora de la Anunciación.
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